Corregir faltas es un vicio difícil de corregir. Si te ha incomodado la redundancia de la frase anterior, este es tu sitio. ¿Te sangran los ojos por una tilde? ¿Te enrocas en discusiones infinitas por una coma? ¿Eres de los que van a foros y congresos de lengua con un rotulador en la mano para señalar las faltas en los carteles? ¿Eres siempre tú el del rotulador en todos los eventos? ¿Has pasado directamente a los comentarios para afearme el uso de «evento»? Si aún sigues aquí, con este sencillo test podrás comprobar si estás preparado para las reyertas ortográficas y si tienes réplica y contrarréplica para las contiendas más escabrosas.
Cesar significa destituir
Hasta no hace mucho cualquier espontáneo tenía la oportunidad de saltar al ruedo correctivo en las numerosas ocasiones en las que el verbo cesar se utiliza como transitivo. Se acabó la fiesta: la última edición del diccionario de la RAE incluye como acepción «destituir o deponer a alguien del cargo que ejerce».
Hacer la peseta
La expresión «hacer la peineta», está muy extendida y suele protagonizar titulares cada vez que a un personaje popular se le antoja mostrarnos su corazón, con una probabilidad directamente proporcional de que alguien recuerde que lo correcto es decir «hacer la peseta». Efectivamente, el diccionario recoge esta expresión con el sentido de «dar un corte de mangas» y lo hace desde no hace mucho, 1984, para lo que lleva recogiendo. Al parecer, la expresión tiene su origen en un tipo de moneda que tendría una columna que aparentara un dedo levantado [Lo cierto es que la peseta columnaria tenía dos columnas —las de Hércules, como el escudo actual— que recordarían más al gesto de «los cuernos»], mientras que la peineta proviene de un supuesto error de Luis Aragonés en declaraciones hechas en 1992.
Así pues, «hacer la peseta» es un dicho registrado y correcto e incluso hay una explicación más o menos plausible de su origen. ¿Este hecho impide que «hacer la peineta» sea correcto? No necesariamente. Que no esté en el diccionario no significa que sea incorrecto. Las expresiones populares nacen de forma espontánea sin atender reglas y, si arraigan, se registran. De hecho, algunas locuciones actuales son evoluciones de otras anteriores. Según Google las peinetas son usadas casi el doble que las antiguas pesetas (y estas en muchas ocasiones para corregir a las otras) así que no sería de extrañar que sea una expresión que en un futuro quede registrada, con el aliciente de conocer su posible origen. Como colofón, el estadio de la Peineta debería pasar a llamarse «de Luis Aragonés».
Volviendo a la senda de la objetividad, recomiendo la lectura de este artículo de Pedro Álvarez de Miranda sobre el modismo «aceptar pulpo».
Olor de multitud
Es un clásico muy popular por ser tema de un dardo de Lázaro Carreter. «En loor de multitud» es una ultracorrección semántica ampliamente conocida, muy detallada en Wikilengua.
No es discutible que la correcta sea «olor de multitud» por antigüedad, frecuencia y predominio. Aunque todo es ponerse. Lo que sí es cuestionable es la excelencia de esta expresión, el DPD la califica de «aceptable» (tal vez como animal de compañía) tras una larga justificación en la que explica su formación por una suerte de inspiración medieval surgida en pleno siglo XX. Es tan artificiosa como «loor de multitud», solo que esta surge como parche de aquella (tal vez porque al hablante le resulta inextricable y no solo por petulancia como se suele indicar) y, aunque también está presente en habla culta, es francamente minoritaria.
Remover significa quitar
Entre los significados de remover se encuentra el de quitar y así ha sido desde el Diccionario de autoridades en 1737.
El DPD explica este uso que suele ser víctima de ultracorrección; lo que sería un caso de falso falso amigo o, más propiamente, un par de cognados (sí, cuñados). La Academia dice que no hay que censurar su uso, puesto que se utiliza habitual y tradicionalmente con este significado en habla culta. ¿Justifica esto la traducción de to remove por remover de forma indiscriminada? Basta con hacer una prueba de traducción inversa del principal uso de remover para ver que tiene un grado de equivalencia muy limitado con to remove y que solo en determinados contextos, en los que al menos no se compromete la comprensión, es adecuada. La RAE recoge los usos diacrónicos y sincrónicos en el ámbito panhispánico y quien traduce debe tener la competencia comunicativa para discernir cuál es el apropiado. «Lo pone en el diccionario y pienso usarlo» se esgrime como coartada de lo que son claramente calcos y no usos naturales. «Remover los excrementos» en las instrucciones de la arena de gato, por ejemplo, tiene muy mala interpretación.
No obstante, el calco semántico ha tenido éxito en otras ocasiones (ignorar con idea de no hacer caso, por ejemplo) incluso sin existir esa acepción previa y recuperar significados o matices no parece censurable si salvamos el problema de interpretación.
Deber/ deber de
Tradicionalmente la perífrasis «deber de+infinitivo» ha tenido valor de posibilidad mientras que «deber+infinitivo» lo ha tenido de obligación. Entendiendo por «tradicionalmente» lo que alcanza la memoria, puesto que la confusión entre ambas construcciones se da desde lejos y es posible que la diferenciación se estableciera de forma forzada. Muchos autores recomiendan mantener la distinción, pero la norma actual (que es con lo que contamos para ganar una discusión) es bastante tolerante. Según la Nueva gramática de la lengua española:
La que falta
Cualquier «listo que todo lo sabe» que se precie añade un imprescindible a la lista.
Bonus track: Localizar la coma indebida.
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